Un concurso de diseño convocado por Vancouver para adjudicar el contrato de los carteles de la Copa Mundial de la FIFA 2026 carece de ética, afirman los artistas gráficos.

Los concursos de diseño devalúan el trabajo de los diseñadores profesionales, por un lado, y hay alternativas a la selección de una obra ganadora que no perjudican a los diseñadores, dicen.

Según las bases del concurso de la ciudad, el ganador recibiría 25.000 dólares, mientras que los cuatro finalistas obtendrían 1.500 dólares cada uno.

“Creo que, desgraciadamente, el arte y el diseño siguen teniendo el lastre de ser un pasatiempo o un hobby, y no se suele reconocer su profesionalidad”, afirma Matthew Clark, fundador de Subplot Design en Vancouver.

“Lo que estás haciendo es pedir a, quién sabe, docenas, cientos de artistas o diseñadores que dediquen una cantidad considerable de horas a hacer un trabajo gratis, y al final sólo una persona va a cobrar”.

Al fin y al cabo, dijo, a nadie se le ocurriría pedir a una asamblea de contables, abogados, fotógrafos, fisioterapeutas o cualquier otro grupo de profesionales que dedicaran decenas de horas a hacer un trabajo para ti y luego pagar sólo a aquel cuyas ideas te gustaran más.

“Obviamente, eso no sería ético”, afirma Clark. “Y seamos sinceros, no estamos hablando del cartel de un grupo de música independiente, ¿verdad? … Esto es para una marca mundial, la ciudad debería saberlo mejor. Y sospecho que lo hacen”.

Se pide a los participantes que envíen una manifestación de interés para diseñar el cartel de los partidos de la Copa que se celebrarán en Vancouver. A continuación, la ciudad enviará un paquete de materiales de apoyo, que incluye una guía creativa con instrucciones para el concurso, el kit de herramientas de diseño de la FIFA y los logotipos de Vancouver para la Copa.
Clark fundó su empresa de diseño hace 20 años e incluye a Canada Post entre sus clientes.

Hay formas establecidas de elegir quién hace los diseños gráficos para grandes acontecimientos como la Copa, dijo.

“Básicamente, lo que se suele hacer es que una marca mundial que tenga un proyecto importante manifieste su interés”, explicó Clark. Los diseñadores o artistas presentan sus credenciales, su historial y ejemplos de su portafolio, y el comité organizador elige al que considera adecuado.

“El objetivo de un gran diseño es que, una vez elegido el diseñador, haya un diálogo de ida y vuelta”, explicó. “Se establece una relación.

“No es algo que, en el caso de un concurso, se hace con un trozo de papel y se dice: ‘Este es nuestro plan, vete y diseña un cartel completo’, ¿verdad? Esto es algo que se informa a un diseñador”.

El diseñador volvía con pequeños bocetos, varias versiones de lo que se le pedía y se seguía discutiendo.

“Trabajan en colaboración y luego llegan a un diseño final, así es como suele funcionar el proceso”.

En un comunicado enviado por correo electrónico, una portavoz del ayuntamiento declaró: “La ciudad de Vancouver valora el arte y a los artistas y, a la hora de estructurar futuras convocatorias de trabajos creativos, tendrá en cuenta los comentarios que algunos diseñadores y artistas han hecho sobre el proceso de este concurso”.”Sin embargo, para este concurso voluntario, la ciudad ha optado por un proceso que permita la presentación de propuestas del mayor número posible de artistas, tanto profesionales como no profesionales.”Nicola Hamilton, presidenta de la Asociación de Diseñadores Gráficos Registrados, el mayor grupo de este tipo en Canadá, afirmó que este tipo de concursos se consideran poco éticos desde hace al menos una década.

“Hay un montón de problemas, pero uno de los principales es que (los concursos) favorecen a los privilegiados”, afirma. “La gente que no puede permitirse trabajar gratis suele ser la que lo hace.

“Este, en concreto, pide específicamente a los indígenas que participen, y sabemos que los indígenas ya se enfrentan a barreras sistémicas y económicas, por lo que pedirles que contribuyan con trabajo gratuito resulta aún más problemático”.

Si el objetivo de la ciudad es generar la participación de la comunidad, hay mejores maneras, dijo, como proponer tres carteles, por ejemplo, y dejar que los ciudadanos voten por su favorito.