Historic typography letters

¿Qué tipo es ese? Clasificación de fuentes tipográficas.

Continuando con nuestra serie de entradas sobre tipografía, haremos un repaso muy básico por la historia y clasificación de las fuentes tipográficas. Ya no te asustarás cuando alguien diga “Palo Seco” ni pensarás en jeroglíficos cuando oigas que un tipo es “Egipcio”. 😅

Unos pocos términos

Para empezar necesitamos conocer un par o dos de términos, empezando por el de “tipografía”. Además del arte de diseñar letras, la tipografía es la ciencia subyacente que hace que podamos leer el texto de forma efectiva y que la forma y disposición de los caracteres apoyen el mensaje que deseamos transmitir.

Una fuente es un conjunto de caracteres que incluye números, letras, signos de puntuación y otros símbolos tipográficos que presentan un determinado estilo. Puede formar parte de una Familia tipográfica, cuyos miembros comparten rasgos de diseño comunes pero con diferentes pesos, grosores, estilos y proporciones.

La gran familia UNIVERS

Los trazos de una letra son las líneas que componen su diseño, ya sea recto (con distintos nombres según sea vertical, horizontal o inclinado) o curvo (cerrado como en la “o” o abierto, como en la “c”). Las serifas o gracias son pequeños trazos o pies que opcionalmente terminan los extremos de los trazos principales de los caracteres. Hay mucha más terminología en este sentido pero la aclararemos en otra entrada más adelante, si tienes interés…

Los tipos con sus partes

Clasificando…

Estas familias se agrupan en tribus, como toda familia que se precie, dando lugar a distintas clasificaciones según a quién preguntes, pero la más aceptada es la que explicaremos enseguida. Antes, recordemos al tipógrafo francés Francis Thibaudeau (1860-1925), que fue el primero que intentó poner orden y creó una clasificación según ciertos criterios de estilo que, aunque hoy ya superada, fue la que dio lugar a otras más actuales y completas como la DIN 16518, la Vox-ATypl o la del diseñador italiano Aldo Novarese.

Comúnmente, las fuentes y familias tipográficas se agrupan en las siguientes clases:

Gótica o Fraktur

Esta gótica es de Alberto Durero.

Los primeros tipos usados en imprenta fueron lógicamente los creados por Gutenberg hacia 1440, basados en los manuscritos de la Baja Edad Media norteeuropea, que los humanistas del Renacimiento denominaban despectivamente “góticos”, en referencia a los bárbaros, o sea los Godos. En su época realmente los llamaban “littera textualis”, “textus fractus”, o, como se conocían en Alemania, “fraktur”.

Hay varios tipos más de gótica, entre ellos los de tipo Textur, Rotunda o Schwabacher. Muy apreciados por los nazis, los “fraktur” eran los tipos oficiales del III Reich, por ser según ellos genuinamente “alemanes”.

Se usan poco en cuerpos de texto porque no son muy legibles en tamaños pequeños, pero en titulares o en una etiqueta de cerveza tienen ese aire teutón y un poco Heavy.

Romana o serif

La omnipresente Times.

Estos tipos tienen gracia, o sea esos adornos o remates al final de los trazos, provenientes de las letras romanas como las talladas en mármol en la Columna Trajana. Los remates eran unos golpes de cincel que evitaban que se resquebrajara el mármol. Se clasifican a su vez en Romanas Antiguas o Elzevirianas, entre las que se encuentran las Humanísticas o Venecianas (siglos XV y XVI) que imitaban la escritura cancilleresca; Barrocas (s. XVII), pensadas para mejorar los resultados en la impresión, pero muy delicadas; Neoclásicas (s.XVII), racionalizadas y sistematizadas por la Ilustración y ya muy lejos de la letra manuscrita. Y por otro lado, tenemos las Romanas modernas (en algún club de House de Roma he visto alguna…, es broma), o Románticas (siglos XVIII y XIX), con formas que antes de la evolución de la imprenta eran imposibles como el contraste entre trazos y los remates ultrafinos. Hay un periodo intermedio en el que encontramos los llamados tipos de Transición, a medio camino entre las Antiguas y las Modernas.

Egipcia o mecana

Slab Serif Type Poster by joannalt808

Con la llegada de la Revolución Industrial nacen estas fuentes a medio camino entre las romanas y las que estarían por venir, con trazos geométricos y estéticamente atractivos, que se usaron en máquinas de escribir principalmente.

Palo seco o sans-serif

Cartel del documental sobre Helvética de Gary Hustwit

Y estos tipos, también llamados grotescos, son los que no tienen gracias. Derivan de las egipcias, a las que se han quitado los remates y transmiten simplicidad y modernidad, sin ornamentos inútiles. Ya se encontraron en objetos de la antigua Grecia y Roma, pero en el siglo XX, con la llegada de la Bauhaus se convirtieron en los tipos racionales por excelencia y su uso es actualmente muy extendido en pantallas de ordenador y dispositivos móviles por su alta legibilidad. Entre ellos se encuentra la reina de las tipografías: Helvética, a la que ya dedicamos una entrada en este blog.

Humanistas

Algunas humanistas demasiado parecidas…

De más reciente creación y con la legibilidad como objetivo principal, las tipografías humanistas mejoran a las sans serif ópticamente usando un mayor contraste en los trazos y grandes aperturas.

Caligráficas o manuscritas

Shelley va de bodas

Imitan la escritura a mano, ya sea a pluma y formal como las que imitan los trazos de maestros de los siglos XVII y XVIII, como los tres Georges (Bickham, Snell y Shelley) o, ya en formato digital, tipos más informales que parecen escritos a brocha, lápiz, tiza, etc. Los primeros son muy usados para transmitir elegancia y formalidad en invitaciones y diplomas, por ejemplo.

Ornamentales

Una tipografía ornamental de 1845, por Hermann Esser.

También conocidas como “de fantasía”, son decorativas o experimentales y no persiguen la legibilidad en tamaños pequeños (o incluso tampoco en tamaños grandes), sino su uso en rótulos o carteles con fines artísticos o publicitarios. Con la llegada de la tipografía digital han proliferado enormemente por la facilidad que supone tener software apropiado para ello y, como consecuencia, hay una cantidad enorme de basura inútil y poco estética en esta clase de tipos.

Concluyendo…

Tenemos mucha variedad para elegir según nuestros objetivos de diseño y, conociendo un poco más la historia y las características de las distintas familias tipográficas podemos transmitir también diferentes sensaciones, evocar otras épocas pasadas o futuras y aportar emoción para conducir el mensaje en la misma dirección que los contenidos literales del mismo. ¡Hay tipos con suerte!

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