Por: Garrick Webster

Los nuevos comienzos pueden ser una fantástica fuente de ideas y energía creativa para un ilustrador. Mark Conlan es un artista cuya trayectoria comenzó en Dublín como animador. Se trasladó a Londres durante seis años y trabajó como diseñador gráfico y digital. Nueve años en Melbourne le convirtieron en ilustrador, donde descubrió realmente su voz creativa. Y ahora ha vuelto a Dublín, renovado una vez más y ampliando una cartera ya repleta de obras inspiradoras.

Uno de sus proyectos más significativos desde que regresó a casa ha sido A Better City 2024, una celebración de arte urbano sobre la idea de “chispa”, que también incluye obras de Claire Prouvost, Sophia Vigne Welsh, Ruan van Vliet, Bebhinn Eilish y Gavin Connell. Inaugurada en marzo, celebra la creatividad, la diversidad y la cultura compartida de la ciudad a través del arte callejero.

El trabajo de Mark consistió en cinco ilustraciones para los huecos de las ventanas contiguas de la Guinness Storehouse, que fusionan su propio estilo creativo con elementos de la historia y la cultura de Dublín. “Uno de los mayores retos fue llevar mi estilo a través de los medios de dos colores por ilustración para un exterior a gran escala. Trasladar un concepto que parecía ordenado en un cuaderno de bocetos a un enorme hueco de ventana en ángulo requería reflexión, desde aumentar la escala de la composición hasta asegurarse de que todas las obras de arte funcionaran armoniosamente en una serie”, dice Mark.

Conectar creativamente con la comunidad y el entorno en el que creció fue importante para Mark y un nuevo y audaz paso en su viaje creativo. Es un artista reflexivo cuyo enfoque se basa en la narración de historias y la búsqueda de resonancia emocional a través de las imágenes.

 

“Me inspiro en la vulnerabilidad de la naturaleza, en los momentos fugaces de la interacción humana con el mundo que nos rodea y en el audaz espectro de colores que pueden evocar estados de ánimo y recuerdos enteros”, afirma. “Tanto si trabajo digitalmente como con materiales analógicos, mi objetivo es captar un estado emocional -a menudo un sentimiento tranquilo y reflexivo- y plasmarlo visualmente”.

Aunque le encanta la versatilidad de trabajar digitalmente, su obra siempre parece tener un aire natural y orgánico. No obstante, está rompiendo los confines de la creatividad digital creando más lienzos con lápices, rotuladores, tinta y pinceles. “En comparación con las imágenes pulidas, hay algo en la mano del artista, sus imperfecciones, su personalidad y su calidez que cala hondo en la gente”, afirma.

 

 

La naturaleza contemplativa de su trabajo, su estilo y lo que representa realmente resuenan con los clientes y su público, lo que le ha llevado a recibir encargos de todo tipo, desde envases hasta viajes, pasando por piezas para marcas mundiales. Su obra tiene un aire contemporáneo, pero es individual y está llena de profundidades ocultas. Por ejemplo, su representación de la forma humana es anónima y fluida, con miembros alargados y rasgos mínimos. Tiene una dinámica suave.

“Elimina los detalles de la identidad, como los rasgos faciales o las expresiones detalladas, y se centra en el lenguaje corporal y el peso emocional de una escena. Aunque últimamente he notado que vuelven a aparecer muchas más expresiones en mis personajes, aunque reducidas al mínimo. No estoy seguro al cien por cien de lo que simboliza”, ríe.

Animado por su contribución a Una ciudad mejor en Dublín, el próximo proyecto soñado por Mark es colaborar con un grupo de creativos de distintas disciplinas para crear una exposición itinerante que visite las ciudades de los artistas participantes. “El arte consiste en establecer relaciones y crear experiencias compartidas, y la colaboración hace que eso sea aún más gratificante”, concluye.